
Las marcas están viendo cada vez más la necesidad de utilizar el propósito como elemento de diferenciación y generación de relevancia cultural. El rol de las marcas ha adquirido una dimensión que trasciende mucho más allá del carácter comercial para poner el foco en aspectos sociales que se traducen en grandes compromisos relativos a grandes causas. Está claro que el papel de la comunicación, la publicidad y el marketing ha adquirido una nueva dimensión. Sin embargo, en este afán de construir una marketing mucho más comprometido hemos dejado de lado cierta naturalidad, espontaneidad y frescura a la hora de construir nuestras campañas. El compromiso social, la diversión y el optimismo son más necesarios que nunca y esta tendencia se centra en la importancia de volver a comunicar desde los códigos de el humor, la alegría y la diversión, y de volver a entender la publicidad, como lo que es, una solución para incrementar ventas. ¿Necesitamos replantear la dimensión de nuestras comunicación? ¿Veremos marcas que vuelvan a trabajar una comunicación más «terrenal»? ¿Volveremos a recurrir a insights y aspectos más cotidianos para reencontrarnos con nuestros consumidores?